¿Has escuchado hablar del síndrome del impostor? ¿Alguna vez has sentido que el éxito que tienes no lo mereces? ¿Qué algún día las personas descubrirán que no eres tan bueno como aparentas?.
Si alguna vez te has sentido de esta manera no estás solo. Según La Universidad Oberta de Catalunya el 70% de los trabajadores cree no merecer su éxito profesional.
La ex primera dama de los Estados Unidos Michelle Obama es considerada como la viva imagen del éxito y esfuerzo. En su autobiografía narra su camino desde el gueto de Chicago hasta la facultad de derecho de Harvard y Princeton, su carrera en la casa blanca y su puesto en la ONU. Durante una conferencia llena de estudiantes de secundaria les hizo una declaración que tomo por sorpresa a todos los presentes “Todavía sufro el síndrome del impostor”.
Esta no fue la primera vez que habla sobre este tema, ya que si buscas Michelle Obama y el síndrome del impostor en Youtube puedes encontrar varias de sus opiniones sobre este problema. Estamos hablando de una de las mujeres más admiradas en el mundo, esto demuestra que cualquier persona, sin importar su éxito puede llegar a sentirse de esta manera.
¿Qué es el síndrome del impostor?
Las personas con este síndrome perciben sus éxitos como un engaño, viven bajo el sentimiento de que son farsantes y con el temor de que alguien exponga que no son tan buenos como aparentan ser.
Es importante recalcar que “perciben”, ya que la mayoría de sus éxitos son gracias a su esfuerzo y habilidades. Aunque este síndrome puede verse distinto para cada tipo de persona, los sentimientos suelen ser los mismos.
- Sentimientos de ansiedad.
- Sensación de que sus logros son producto de la suerte y no de su esfuerzo.
- Suelen compararse con otras personas.
- Falta de confianza en uno mismo.
Este término se descubrió en 1978 por la psicóloga Pauline Rose y Suzanne Imes. Se dieron cuenta de este problema al ver una situación donde una persona exitosa estaba convencida de que no se merecía todo el éxito que había conseguido, aunque los demás la consideraban como una persona capaz e inteligente.
Al principio se pensaba que las mujeres se veían más afectadas por el síndrome del impostor. Después de esta declaración varios especialistas demostraron que los hombres también sufrían estos tipos de pensamientos.
¿Por qué sucede el síndrome del impostor?
Existen varios factores que hacen que una persona crezca con este tipo de sentimientos. Muchas veces puede ser producto de una educación muy estricta, la personalidad o la estabilidad emocional. Sin importar cuál sea la razón estos son algunos de los factores por los que se puede presentar:
Dinámica familiar y el síndrome del impostor
Cuando los padres exigen a sus hijos ser los más inteligentes del cuarto sin importar en donde se encuentren, esto crean en ellos un nivel de presión bastante alto desde muy temprana edad.
Esto lleva a uno de los pensamientos más asociados con el síndrome del impostor: “No puedo fallar”.
En la actualidad existe una gran cantidad de presión para no fallar y evitar ser “descubierto”. Por lo que el éxito también se convierte en un problema, ya que requiere una presión adicional de responsabilidad. Esto no les permite disfrutar de su éxito.
O cuando los padres les dicen a sus hijos que son unos tontos. Cuando el niño consigue el éxito siempre hay una parte que le recuerda las palabras de sus padres. Se empiezan a cuestionar, creen que todo es gracias a la suerte y que no merecen estar en esa posición.
Estas dos situaciones suceden todo el tiempo y ocasiona que las personas crezcan con baja autoestima y sientan que ninguno de sus logros son buenos. Poco a poco la inseguridad y la falta de confianza empieza a aparecer dando un sentimiento de fracaso.
La exhibición social
Es entendible que la imagen que quieras presentar al mundo sea la mejor versión de ti, pero esta exigencia de ser o parecer “perfecto” puede desencadenar el síndrome del impostor. Al estar expuesto a los comentarios de otras personas terminas creando miedo al rechazo y una mentalidad de no ser suficientemente bueno.
Esto sucede cuando le das más valor a los pensamientos de las otras personas que a los tuyos. Las personas pueden tener opiniones de lo que se tiene que hacer o lograr, pero eso no significa que su punto de vista sea el correcto. Piensa que muchas veces las personas con tal de aumentar su autoestima tratarán de menospreciar tu esfuerzo o logros, al final esto no tiene nada que ver contigo sino con ellos.
Malas comparaciones
Otro factor que puede crear el síndrome del impostor son las malas comparaciones.
Cuando comparas tus resultados y logros con una persona que lleva años practicando y aprendiendo, es posible que no le des tanta importancia a lo que has logrado.
Esto sucede a menudo con los jóvenes que idealizan la idea del éxito y terminan comparándose con los empresarios más reconocidos del momento. Trata de entender que están en dos etapas distintas en su carrera. Piensa que todos fueron novatos alguna vez, ve tus éxitos como un proceso de aprendizaje que lleva tiempo.
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Tipos de impostores
Para entender más sobre este fenómeno, debes conocer que no todos se manifiestan de la misma forma.
Si, todos tienen las mismas dudas e inseguridades sobre sus logros. Pero cada quien lo demuestra con diferentes acciones.
Ahora que sabes que podrías estar sufriendo a causa de este síndrome identifica los malos hábitos o patrones que te limitan a alcanzar todo tu potencial.
El perfeccionista
El síndrome del impostor y ser perfeccionista muchas veces van de la mano. Piensa de esta manera: Estas personas no disfrutan sus éxitos porque sin importar lo que hagan y cómo lo hagan piensan que siempre podría haber quedado mejor.
Se ponen metas tan altas que cuando fallan o no las alcanzan, dudan de si mismos y sus habilidades. Muchas veces suelen ser fanáticos del control y piensan que para que las cosas salgan bien las deben hacer ellos mismos.
¿Eres un perfeccionista y no lo sabes?, estos puntos son de gran ayuda para conocer si eres un perfeccionista:
- ¿Te cuesta delegar el trabajo a las otras personas?
- ¿Sientes que el trabajo debe de ser 100% perfecto sin un rango de error para sentirte bien?
- ¿Cuándo no cumples estas altas expectativas, te acusas de no ser capaz de hacer tu trabajo?
- ¿Necesitas tener el control de todo?
Para este tipo de personas el éxito no les produce satisfacción, ya que piensan que lo pudieron haber hecho mejor. Al final estos tipos de pensamientos no te hacen productivo, al contrario, celebrar cada victoria te permite evitar el agotamiento del trabajo y fortalecer la confianza en ti mismo.
Trata de tomar tus fallas como un proceso de aprendizaje y ser cada día mejor. Porque lo perfecto no existe, siempre se podrán hacer más cosas o tomar otros caminos. Cuanto antes aceptes esta realidad te sentirás mejor.
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Adicto al trabajo
Las personas que viven con este síndrome están convencidas de que son impostores dentro del trabajo. A menudo tratan de compensar trabajando más duro que los demás, sin importar que tengan que pasar horas extras en el trabajo o sacrificar su vida personal. Tratan de demostrar a toda costa el valor que traen a la empresa.
Pero al final estas actitudes son una manera de disfrazar estas inseguridades. Como ya dijimos sienten que no se merecen el puesto que tienen.
Algunas de sus características son:
- Piensan que descansar es una pérdida de tiempo valioso.
- Sienten que no se han ganado su puesto.
- Dejan a un lado sus hobbies por trabajar.
Esta clase de impostores son adictos a la validación que viene del trabajo, no del trabajo en sí.
Empieza por no darle tanta importancia a la validación externa. Ya que nadie debe tener más poder de hacerte sentir bien que tú. Ve las críticas como una oportunidad para mejorar sin verlas del lado personal.
El genio
Este tipo de persona tiene la creencia que necesita ser un “genio” nato en todo lo que hace.
Al igual que el perfeccionista se ponen grandes metas. Agregan un grado de dificultad sintiendo que deben lograr sus actividades al primer intento y sin mucho esfuerzo.
Esto quiere decir que si tardan en aprender o tienen que trabajar duro en algo sienten vergüenza y piensan que son malos en lo que hacen.
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¿No estás seguro si esto aplica para ti?, considera cómo aplican estos puntos en tu vida:
- ¿Llevas un registro de las veces que sobresalen tus actividades?
- ¿Cuándo eras pequeño te repetían que eras “el genio” de la familia o de tu grupo?
- ¿Te desagrada la idea de tener un mentor, ya que puedes hacer todo por tu cuenta?
- Cuando te topas con alguna dificultad ¿sientes que tu confianza tambalea porque no te estás desempeñando de manera correcta? Lo que provoca que sientas ¿vergüenza?
- ¿Tratas de evitar los desafíos porque no sabes si lo harás bien?
Para liberarte de estas preocupaciones empieza por considerar que eres un trabajo en proceso.
Hacer grandes cosas implica aprender y desarrollar habilidades. Esto no solo aplica para personas que batallan con este tipo de problemas sino también para las personas que no tienen estas inseguridades.
El experto
Ellos miden su capacidad con base en qué y cuánto saben. Aplican a puestos de trabajo solo si llenan todos lo requisitos. Si los contratan sienten que fue un error y viven con el miedo de que descubran que no saben “lo suficiente” como parece.
Hay que entender que aumentar tu conocimiento o habilidades te pueden ayudar a avanzar profesionalmente, pero ser demasiado extremista y tener la tendencia a buscar información sin parar puede resultar un obstáculo.
Hay algunos puntos que definen a este tipo de personas:
- Sienten que nunca saben lo suficiente para el puesto que tienen.
- No les gusta que los llamen “expertos” porque no sienten que lo merezcan.
¿Cómo afecta el síndrome del impostor a tu trabajo?
Tener el síndrome del impostor no solo tiene un efecto negativo emocional, también afecta tu trabajo.
Las personas que tienden a querer ser perfectos tienen expectativas poco reales que no se pueden cumplir.
Este tipo de enfoque suele llevar a problemas por su preocupación constante de no cumplir con las expectativas. Se enfocan demasiado a que una tarea sea perfecta mientras se acumula más trabajo.
La universidad de Salzburgo estudio a más de 200 profesionales, encontraron que aquellos que experimentan este síndrome por lo general recibían un pago menor, estaban menos comprometidos y satisfechos en su trabajo.
Como puedes ver, tener este síndrome no solo afecta tu autoestima y motivación. Si no que también daña la manera en la que llevas a cabo cada una de tus actividades.
¿Cómo se soluciona el síndrome del impostor?
El primer paso para lidiar con el síndrome del impostor es reconocer cada uno de tus pensamientos y ponerlos en perspectiva.
Recuerda que la única diferencia entre alguien que experimenta el síndrome del impostor y alguien que no, es cómo se enfrentan a los desafíos.
Las personas que no se sienten como impostores no son ni más inteligentes o capaces. Esto es una gran noticia, lo que debes hacer es aprender a dejar de pensar como un impostor.
Entender que las críticas no te perjudican. Te ayudan a entender que puedes mejorar y que no pedir ayuda puede atrasar a todos tus compañeros. Mientras más practiques una habilidad mejor serás.
Estos pasos te pueden ayudar a alejarte de este tipo de mentalidades que solo te terminan perjudicando:
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Ten un confidente
Es de gran ayuda tener alguien con el que puedas compartir tus sentimientos o momentos de frustración. Alguien que te diga que es normal lo que sientes y te hagan ver la situación de otra manera.
Es normal pasar por momentos de duda, lo importante es que estas dudas no controlen tus acciones y reacciones.
Por esa razón es importante decir lo que sientes, no será fácil las primeras veces, sentirás vergüenza al admitir que tienes estos sentimientos. Pero saber que estas emociones tienen un nombre y que muchas personas pasan por lo mismo es algo liberador.
Hazte responsable de tus fracasos
En lugar de lamentarte por ser humano y tener errores. Aprende nuevas formas de mejorar y perfeccionar.
Cuando te enfrentas con el fracaso hay dos caminos que puedes seguir. El primero es quedarte en el mismo lugar deseando que las cosas no hubieran pasado de esa manera o tomar acción para que no se repita.
Es poco realista pensar que nunca te vas a equivocar, que irás por la vida recibiendo halagos y reconocimientos. ¡Esto no sucede!, hasta las personas más inteligentes se han equivocado alguna vez. La diferencia está en lo que decides hacer después.
Henry Ford una vez dijo “El fracaso es solo la oportunidad de empezar de nuevo de una manera más inteligente”
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Renueva tus reglas
Es posible que pienses que está mal pedir ayuda y que siempre debes saber la respuesta. Déjame decirte que estás trabajando bajo las reglas equivocadas.
Va a existir alguien más inteligente que tú, con más conocimiento. Acepta que también tienes derecho a pasar por malas rachas, tener un mal día o a pedir ayuda.
Una vez que lo reconozca verás como los problemas se empiezan a volver manejables.
Prémiate
Es importante que cuando hagas algo bien lo reconozcas y lo premies por más pequeño que sea. Deja de buscar ser perfecto y reconoce las cosas buenas que haces.
No tiene nada de malo aceptar o reconocer el buen trabajo que haces. Esto no te hace menos profesional o más débil ¡Te hace real!.
Aprende a darte una palmada en la espalda cuando haces algo bien.
Para mi este es uno de los puntos que más me cuestan, ya que es más sencillo ver las cosas que se pueden mejorar, que lo bueno que sucede.
Pero esto es un proceso y el primer paso es reconocerlo para poder trabajar en ello.
Supera el perfeccionismo
Aprende a fijarte metas que sean realistas, desafiantes y a su vez alcanzables. Acepta que los errores son parte de la vida, ya que te enseñan y ayudan a ser mejor.
Deja de ver tus fallas como un error y empieza a verlos como un proceso de aprendizaje para que la próxima vez puedas hacer un mejor trabajo.
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Conclusión
Como he mencionado, el síndrome del impostor es algo real con lo que muchas personas, si no todas, tienen que lidiar, (me incluyo). No dejes que el miedo a ser un impostor te impida aceptar nuevos retos, te sorprenderá lo que puedes conseguir una vez que hayas superado ese miedo.
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